El hombre se levanta de una silla tratando de ser los más racional y equilibrado posible.
Tratando de no perder los estribos se acerca a ella temblando débilmente por la rabia y le dice:
“¿Tú crees que eso es amor? Pues estás equivocada, tú concepto de amor no lo comparto. Amar no es dominar a la otra persona, ni pretender que es un juguete más que hará lo que tú digas.
“Te da rabia no poder controlar ni manejarme. Te “emputa” que yo siempre esté peleando por mi espacio y mis derechos, que sea yo mismo y no lo que tu pretendes.
“Cuando doy rienda suelta a mi espíritu te molesta y al parecer lo que quieres es que me convierta en un hombre amargado, como tú, conflictivo y de constante mal genio.
“Si así es que me amas, que dolor es darme cuenta que nunca has sabido amar. Por lo menos no con las ideas de amor que aprendí yo.
“Amar es libertad, respeto por los demás, por sus espacios y su propia individualidad. Se ama cuando se deja ser a alguien sin cohibirlo, cuando se piensa en el bienestar de la otra persona sin pensar en tu conveniencia personal… así por lo menos amo yo. Desinteresadamente.
“Nunca te he pedido nada a cambio, ni te lo he exigido. Con que me ames me ha bastado, con que sea importante para ti y me tengas en cuenta me es suficiente y aquello material que me has dado lo he apreciado porque viene de ti, más no porque sea representativo.
“De igual forma lo que ha salido de mi hacia ti ha sido por ese amor y no por comprar el tuyo. No me interesan las cosas que tienen precio, por lo que tampoco exijo nada a cambio de lo que doy.
Esto es amor, lo demás viene con el cuerpo.”
El hombre se da la vuelta y dándole la espalda a ella camina hacia la ventana que da a la pequeña calle colonial y pensando bien lo que va a decir, gira y la mira directamente a la cara.
Ella apretaba la boca con fuerza para contener la rabia, mientras respiraba profundo. Los hombros subían y bajaban constantemente y en sus ojos se podía adivinar lo que pasaba por su mente. Estaba buscando la forma de herirlo y dañarlo, de hacerle sentir el dolor que ella estaba sintiendo en ese momento, momentos ciegos de furia que la fulminaban bastante de seguido.
Él al verle el rostro un poco descompuesto cerró los ojos tratando de tomar coraje para culminar su intervención, y hablándole antes de terminar de abrirlos, continuó pausadamente.
“Si pensamos un poco la situación te darás cuenta que todo es una cadena de causa y efecto.
“Criticas que soy un témpano, que cada vez estoy más frío contigo. Que necesitas que te toque, que te bese y acaricie más seguido. Entiendo y comprendo que tus necesidades físicas sean más apremiantes que las mías, pero si no lo hago, no es porque no quiera, sencillamente no me nace tanto.
“Esto suena duro, pero me he preocupado por saber el por qué… y creo que es por las veces que lo he hecho inconcientemente y salgo hacia ti con el fuego interno del amor ardiendo en mi y únicamente me he tropezado con una reacción fría por parte tuya.
“Desde hace algún tiempo siempre que estoy al lado tuyo hay un motivo para discutir. Te enojas fácilmente y terminas en pelea. Estas situaciones me agobian. Rechazo la violencia y con ella todo lo que cauce agresión, por eso no soporto que siempre estés peleando… a la defensiva. Siempre haciendo advertencias y buscando la forma de sentir que pones un pie sobre mí.
“Es eso, lo que te dije ahora rato, querer controlar, tu egoísmo, el pensar siempre en ti, tu constante mal genio y amargura. Es eso lo que me enfría y me quita las ganas de ser dulce contigo. No puedo evitar no comunicar lo que siento y no puedo aparentar que todo está bien, y que te amo y todo se olvidó, cuando sabes que antes que lo pienses estas ante otra discusión o malestar por cosas que realmente no lo amerita.
“No puedo pretender que nada pasa cuando por dentro estoy molesto e inconforme porque tu amor ya no me representa tranquilidad”
Al decir eso salió del comedor por la puerta principal y se fue sin interesarse ya por lo que ella pudiera pensar al respecto de lo que acababa de suceder. Parecía un hombre dispuesto a hacerle frente a la vida sólo por encontrar traquílidad.
Tratando de no perder los estribos se acerca a ella temblando débilmente por la rabia y le dice:
“¿Tú crees que eso es amor? Pues estás equivocada, tú concepto de amor no lo comparto. Amar no es dominar a la otra persona, ni pretender que es un juguete más que hará lo que tú digas.
“Te da rabia no poder controlar ni manejarme. Te “emputa” que yo siempre esté peleando por mi espacio y mis derechos, que sea yo mismo y no lo que tu pretendes.
“Cuando doy rienda suelta a mi espíritu te molesta y al parecer lo que quieres es que me convierta en un hombre amargado, como tú, conflictivo y de constante mal genio.
“Si así es que me amas, que dolor es darme cuenta que nunca has sabido amar. Por lo menos no con las ideas de amor que aprendí yo.
“Amar es libertad, respeto por los demás, por sus espacios y su propia individualidad. Se ama cuando se deja ser a alguien sin cohibirlo, cuando se piensa en el bienestar de la otra persona sin pensar en tu conveniencia personal… así por lo menos amo yo. Desinteresadamente.
“Nunca te he pedido nada a cambio, ni te lo he exigido. Con que me ames me ha bastado, con que sea importante para ti y me tengas en cuenta me es suficiente y aquello material que me has dado lo he apreciado porque viene de ti, más no porque sea representativo.
“De igual forma lo que ha salido de mi hacia ti ha sido por ese amor y no por comprar el tuyo. No me interesan las cosas que tienen precio, por lo que tampoco exijo nada a cambio de lo que doy.
Esto es amor, lo demás viene con el cuerpo.”
El hombre se da la vuelta y dándole la espalda a ella camina hacia la ventana que da a la pequeña calle colonial y pensando bien lo que va a decir, gira y la mira directamente a la cara.
Ella apretaba la boca con fuerza para contener la rabia, mientras respiraba profundo. Los hombros subían y bajaban constantemente y en sus ojos se podía adivinar lo que pasaba por su mente. Estaba buscando la forma de herirlo y dañarlo, de hacerle sentir el dolor que ella estaba sintiendo en ese momento, momentos ciegos de furia que la fulminaban bastante de seguido.
Él al verle el rostro un poco descompuesto cerró los ojos tratando de tomar coraje para culminar su intervención, y hablándole antes de terminar de abrirlos, continuó pausadamente.
“Si pensamos un poco la situación te darás cuenta que todo es una cadena de causa y efecto.
“Criticas que soy un témpano, que cada vez estoy más frío contigo. Que necesitas que te toque, que te bese y acaricie más seguido. Entiendo y comprendo que tus necesidades físicas sean más apremiantes que las mías, pero si no lo hago, no es porque no quiera, sencillamente no me nace tanto.
“Esto suena duro, pero me he preocupado por saber el por qué… y creo que es por las veces que lo he hecho inconcientemente y salgo hacia ti con el fuego interno del amor ardiendo en mi y únicamente me he tropezado con una reacción fría por parte tuya.
“Desde hace algún tiempo siempre que estoy al lado tuyo hay un motivo para discutir. Te enojas fácilmente y terminas en pelea. Estas situaciones me agobian. Rechazo la violencia y con ella todo lo que cauce agresión, por eso no soporto que siempre estés peleando… a la defensiva. Siempre haciendo advertencias y buscando la forma de sentir que pones un pie sobre mí.
“Es eso, lo que te dije ahora rato, querer controlar, tu egoísmo, el pensar siempre en ti, tu constante mal genio y amargura. Es eso lo que me enfría y me quita las ganas de ser dulce contigo. No puedo evitar no comunicar lo que siento y no puedo aparentar que todo está bien, y que te amo y todo se olvidó, cuando sabes que antes que lo pienses estas ante otra discusión o malestar por cosas que realmente no lo amerita.
“No puedo pretender que nada pasa cuando por dentro estoy molesto e inconforme porque tu amor ya no me representa tranquilidad”
Al decir eso salió del comedor por la puerta principal y se fue sin interesarse ya por lo que ella pudiera pensar al respecto de lo que acababa de suceder. Parecía un hombre dispuesto a hacerle frente a la vida sólo por encontrar traquílidad.
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