jueves, 26 de febrero de 2009

No se si alguna vez conté que hace tiempo le dije a varios de los que intentaban aprender de mi, que había que revaluarse así mismo. Traté de inculcarles la gran incógnita, traté de hacer que ellos entendieran que había que buscarle sentido a la existencia.

Hoy conocí el curiosos caso de un ser llamado Benjamín Button y sentí la vida en viceversa, los contrarios de la mano llevándolo a uno por el mundo. Y ¿qué hay de uno cuando sabe, o piensa, que ir en otra dirección no te une a nadie?

A mis pupilos les decía que había que preguntarse ¿Qué gracia les permitía estar vivos a ellos y a otros no? ¿Qué los hacía especiales para que no estuvieran muertos? ¿Qué ha hecho uno por el mundo para estar aquí y no un gran inventor, científico o lo que sea que aporte cosas más significativas a él?
Después de ver a Benjamín no entiendo la doble vida, o si es realmente importante que ambas se conjuguen, o de pronto no y cada una juega por su lado y uno simplemente lleva dos partidos al mismo tiempo sin darnos cuenta.

Preocuparme por las huellas o el nombre en el altar y vencer al tiempo a través del recuerdo; o tal vez vivir nuestra propia experiencia personal y aportar el conocimiento a mi alma para alimentar un gran proceso cósmico.

¿Qué razón hay en aportar al conocimiento a la civilización, al Mundo, físico, visible, racional y consciente cuando todo perecerá? ¿Cuál es nuestra intimidad con él? Si en algún momento se enfriará y el tiempo que sea le seguirá el sol (serán millones de años pero el tiempo pasa y es definitivo) ¿Y lo trabajado qué? Como todo lo racional, físico, visible y consciente desparecerá porque ese era su ciclo.

Es mi inconciente, mi parte irracional y mística, los sueños, pensamientos y sensaciones extra sensoriales, si esto se puede decir, lo que me lleva a creer en lo invisible y lo inmaterial, y es en lo único que le encuentro sentido al mundo, una pista de aprendizaje a donde se llega a encontrarse quien sabe con qué cosas, que te llevarán nadie sabe a que estado, supongo que para crecer de algún modo ¿Y después? Lo desconocido, pero eso no lo se, ahora estoy en el mundo y tengo la doble vida por delante y haciendo lo posible por jugar el mejor partido en las dos.

El equilibrio es el camino a lo integral,
desde él puedes mirar a los dos lados,
e inclinarte suavemente hacia ambos y volver al centro,
sabiéndote dueño de ti mismo,
y enriquecido por el placer de los balanceos.

domingo, 8 de febrero de 2009

Conté cada día vencido que no te vi, esperando que regresaras para calmar la ausencia de ti, puesto que no había momento en que no te pensara y que no se sintiera agobiado el corazón.

Cuando por fin volviste sólo fuiste un espejismo, ahora no se si realmente fue a ti lo que vi, o mis locos deseos te proyectaron y te escuché hablar ante la necesidad de verte. También siento que te abracé, pero todo fue tan fugaz que no pudo ser real.

Hoy ya no se si me haces falta, ya no se si te extraño, ya no se si aún te quiero como hace poco tiempo lo hice intensamente. Me acostumbré a que no estuvieras, a no verte, a los callos de mi corazón, a la aflicción de no tenerte.

Me acostumbré tanto a la ausencia de ti que creo que es mejor así, puesto que cada instante se me convirtió en una angustia que me atormentaba, cuya necesidad de verte la avivaba en cada momento y tengo derecho a no sufrir más, por lo que decidí arrancarte de mi corazón y acabar con esto que me consumía hasta la depresión.

Quisiera también decirte que hubiera podido ser un hombre muy feliz a tu lado y que hubiera hecho lo que no podía para hacerte muy feliz, pero la inconstancia mató con esas ganas, con el deseo que tenía de amarte hasta la muerte.

El otro día, después que volviste de tu largo viaje, la decepción que me causó el no poder verte y la necesidad de suplir en mí el hueco que habías dejado al partir, me sumió en una depresión que al poco tiempo califiqué de absurda, puesto que mi propia autoestima no me permite este tipo de sensaciones causada por cualquier agente externo y comencé a reprimirla y a tragarme el dolor, ahogándolo, dejándolo sin la posibilidad de ser escuchado y que tomara forma con mis palabras.

Me condené a mi mismo por llegar a ese estado, por esperar cosas no prometidas y tener esperanzas en la locura, por buscarte tantas veces para saciar mi necesidad de ti, de ver tu risa y el brillo de tus ojos al mirarme, mientras mi cabeza me atormentaba con tonadas de canciones que me hundían cada vez más en la melancolía.

“Yo te buscaba entre la nubes y me enfrentaba a tempestades y ahora no se si tú exististe o eres sólo un sueño que yo tuve…”[1]

Ya no puedo seguir detrás de ti, debo dejar de buscarte para asesinar mi amor, no debo permitir que el dolor del alma se somatice y me torture en el campo de lo físico, como ya me sucedió y sentí que estuve a punto de morir, puesto que el dolor físico aumenta los extremos de la desesperación, y después de pasar largas horas de la madrugada sintiendo pasar el dolor de mi alma a mis viseras, decidí ponerle un tajo a ese asunto que me llevaba por espinosos senderos que no conducían a nada, y me puse en la tarea de dejar de pensar en ti de arrancarte de mi interior violentamente, ya que no podía esperar a las acciones graduales necesitaba una solución rápida y certera por lo que preferí expulsar definitivamente de mi corazón eso que me hacía amarte.

Ahora lo que me atormenta es no poder decirte mi decisión, hacerte saber que mi corazón te expulsó de muchos rincones que ocupabas en él y que “ya no te busco en los azules, ni me enfrento a tempestades, ya no me importa si me quisiste porque en mis sueños yo te tuve…”[2] y se que “además hay gente que no consigues olvidar jamás, no importa el tiempo que eso dure”[3].

Desde que tomé la determinación me siento más tranquilo y desaparecieron las angustias. No te culpo por lo que me pasa, puesto que bien merecido lo tengo por arriesgarme a amarte sin ninguna seguridad, con la esperanza que alguna vez se concretara lo que tus ojos expresaban sin tu permiso, lo que comunicabas sin darte cuenta, en lo que estúpidamente basé mis esperanzas, y aunque fui feliz los contados momentos que pudimos compartir no soy de los que se llenan con migajas, pero sí de los que se ilusionan rápidamente aunque con la misma velocidad me decepciono.

Ahora sólo espero sanar mis desoladas heridas y que no vuelvan a arder cada vez que tu imagen, así sea en la ya acostumbrada ilusión, retorne a mis pensamientos o a mis ojos y que fragmentos de canciones dejen de invadir mi mente ansiada de tranquilidad.

“Y qué me importa tú cariño ahora, se hace tarde para amarte a ti. Y qué me importa si tú me adoras, si ya no hay razón para yo querer (…) si cuando yo te quise no supiste dar amor”[4]

Sólo me resta decirte que me toca afrontar la melancolía de la pérdida en mi corazón, acostumbrarme a no amarte, vivir con el espacio vacío que me deja no tener ya este sentimiento. Se despide de ti el hombre que te deja de amar, quien tiene ‘Todo de Cabeza’, pero no el amigo que ha compartido a tu lado.

[1] Alejandro Sanz. Canción: Eso. Álbum: No es lo mismo
[2] Ídem
[3] Ídem
[4] Robi Draco Rosa. Canción: Y qué me importa. Álbum: Frío.

domingo, 1 de febrero de 2009

El hombre se levanta de una silla tratando de ser los más racional y equilibrado posible.
Tratando de no perder los estribos se acerca a ella temblando débilmente por la rabia y le dice:

“¿Tú crees que eso es amor? Pues estás equivocada, tú concepto de amor no lo comparto. Amar no es dominar a la otra persona, ni pretender que es un juguete más que hará lo que tú digas.
“Te da rabia no poder controlar ni manejarme. Te “emputa” que yo siempre esté peleando por mi espacio y mis derechos, que sea yo mismo y no lo que tu pretendes.
“Cuando doy rienda suelta a mi espíritu te molesta y al parecer lo que quieres es que me convierta en un hombre amargado, como tú, conflictivo y de constante mal genio.
“Si así es que me amas, que dolor es darme cuenta que nunca has sabido amar. Por lo menos no con las ideas de amor que aprendí yo.
“Amar es libertad, respeto por los demás, por sus espacios y su propia individualidad. Se ama cuando se deja ser a alguien sin cohibirlo, cuando se piensa en el bienestar de la otra persona sin pensar en tu conveniencia personal… así por lo menos amo yo. Desinteresadamente.
“Nunca te he pedido nada a cambio, ni te lo he exigido. Con que me ames me ha bastado, con que sea importante para ti y me tengas en cuenta me es suficiente y aquello material que me has dado lo he apreciado porque viene de ti, más no porque sea representativo.
“De igual forma lo que ha salido de mi hacia ti ha sido por ese amor y no por comprar el tuyo. No me interesan las cosas que tienen precio, por lo que tampoco exijo nada a cambio de lo que doy.
Esto es amor, lo demás viene con el cuerpo.”

El hombre se da la vuelta y dándole la espalda a ella camina hacia la ventana que da a la pequeña calle colonial y pensando bien lo que va a decir, gira y la mira directamente a la cara.
Ella apretaba la boca con fuerza para contener la rabia, mientras respiraba profundo. Los hombros subían y bajaban constantemente y en sus ojos se podía adivinar lo que pasaba por su mente. Estaba buscando la forma de herirlo y dañarlo, de hacerle sentir el dolor que ella estaba sintiendo en ese momento, momentos ciegos de furia que la fulminaban bastante de seguido.
Él al verle el rostro un poco descompuesto cerró los ojos tratando de tomar coraje para culminar su intervención, y hablándole antes de terminar de abrirlos, continuó pausadamente.

“Si pensamos un poco la situación te darás cuenta que todo es una cadena de causa y efecto.
“Criticas que soy un témpano, que cada vez estoy más frío contigo. Que necesitas que te toque, que te bese y acaricie más seguido. Entiendo y comprendo que tus necesidades físicas sean más apremiantes que las mías, pero si no lo hago, no es porque no quiera, sencillamente no me nace tanto.
“Esto suena duro, pero me he preocupado por saber el por qué… y creo que es por las veces que lo he hecho inconcientemente y salgo hacia ti con el fuego interno del amor ardiendo en mi y únicamente me he tropezado con una reacción fría por parte tuya.
“Desde hace algún tiempo siempre que estoy al lado tuyo hay un motivo para discutir. Te enojas fácilmente y terminas en pelea. Estas situaciones me agobian. Rechazo la violencia y con ella todo lo que cauce agresión, por eso no soporto que siempre estés peleando… a la defensiva. Siempre haciendo advertencias y buscando la forma de sentir que pones un pie sobre mí.
“Es eso, lo que te dije ahora rato, querer controlar, tu egoísmo, el pensar siempre en ti, tu constante mal genio y amargura. Es eso lo que me enfría y me quita las ganas de ser dulce contigo. No puedo evitar no comunicar lo que siento y no puedo aparentar que todo está bien, y que te amo y todo se olvidó, cuando sabes que antes que lo pienses estas ante otra discusión o malestar por cosas que realmente no lo amerita.
“No puedo pretender que nada pasa cuando por dentro estoy molesto e inconforme porque tu amor ya no me representa tranquilidad”

Al decir eso salió del comedor por la puerta principal y se fue sin interesarse ya por lo que ella pudiera pensar al respecto de lo que acababa de suceder. Parecía un hombre dispuesto a hacerle frente a la vida sólo por encontrar traquílidad.